Primer Estudio Nacional de Polarizaciones: Entendiendo las (des)confianzas
De las polarizaciones al encuentro
Camilo Herrera
Director Ejecutivo 3xi
La polarización, en su significado original, es una metáfora espacial que sugiere un desplazamiento hacia los extremos. Se manifiesta como un pensamiento dicotómico, en que las complejidades se simplifican en un “nosotros contra ellos“, un constructo mental.
Cuando nos polarizamos cargamos de intenciones, significados, etiquetas y prejuicios a los que piensan distinto. Hacemos afirmaciones tajantes sobre cómo son nuestros opuestos y construimos desde ahí la identidad de esos otros, reduciendo los infinitos matices a un simple blanco y negro.
La polarización es afectiva cuando se traspasan los límites cognitivos y se llega a la idea de que “nosotros tenemos la razón, ellos no”. Por eso, replicar con sensatez a la retórica de la polarización resulta inoficioso.
A pesar de que la polarización suele vincularse principalmente con el ámbito político, en las sociedades contemporáneas, este fenómeno no se limita exclusivamente a la dicotomía entre izquierdas y derechas. Se manifiesta también en divisiones entre políticos y ciudadanos, inmigrantes y chilenos, jóvenes y personas mayores, hombres y mujeres, ricos y pobres, empresarios y trabajadores, entre otros clivajes sociales.
Como 3xi, tras seis años de facilitar encuentros entre personas en torno a temáticas que nos dividen, hemos aprendido que nuestras legítimas diferencias de opinión son menos significativas y perjudiciales que las ideas que tenemos sobre los otros. En estos encuentros, nos percatamos de que nuestras creencias sobre “ellos” están impregnadas de desconocimiento, prejuicios, desconfianzas y miedos, al igual que las percepciones que tienen “ellos” de “nosotros”. En un diálogo sincero, donde nos escuchamos mutuamente con la intención de comprender en lugar de responder, donde lo crucial no es determinar quién tiene la razón, sino aprender del otro, y donde el objetivo no es necesariamente llegar a un acuerdo, sino entender en qué puntos disentimos y qué es lo que consideramos esencial preservar, observamos que los factores subyacentes de la polarización disminuyen e incluso desaparecen, dando lugar a lo que hemos denominado “cultura del encuentro”.
Este primer Estudio de Polarizaciones es una oportunidad para que la sociedad pueda mirar y sorprenderse con las temáticas que nos polarizan, evitando así caer en la dinámica perjudicial de “nosotros contra ellos”. Además, busca proporcionar una comprensión más profunda de cómo algunas de nuestras percepciones sobre “ellos” o de “ellos” hacia “nosotros” pueden estar sesgadas y distorsionadas. Este fenómeno, conocido como polarización subjetiva, es el principal factor subyacente que influye en nuestras percepciones y creencias, alimentando la polarización y, por ende, sirviendo como fuente de desencuentros y divisiones innecesarias en nuestra experiencia colectiva. El estudio también busca ampliar la perspectiva de la polarización, reconociendo y explorando sus manifestaciones en diversas facetas del entramado social, lo que hemos llamado polarizaciones sociales.
Podemos ser el polarizador, que se posiciona en el lugar de quien posee la verdad, sin dudas, con vehemencia y preparado para la confrontación, para vencer y aniquilar al enemigo. Puede que asumamos el rol de adepto o seguidor (no hay polarizador sin seguidores) y optar por sumarnos al juego respaldando algunas de las opiniones, etiquetas o ideas de las polarizaciones. Por desinterés o conveniencia podemos ser parte los que no toman partido, que se convierten en el principal objetivo de los polarizadores hasta que los extremos son el todo. O podemos elegir ser un facilitador de entendimiento, buscando el diálogo, suavizando el tono, mostrando matices, nutriendo con nuevas aristas, ampliando la mirada, favoreciendo el encuentro desde la diferencia de opiniones.
En 3xi, abogamos por la corresponsabilidad de cada ciudadano en la transformación de nuestra sociedad.
Sugerimos la exploración de espacios de diálogo que resalten la escucha activa y la búsqueda de entendimiento, en contraposición a la confrontación y la imposición de ideas. Instamos a reflexionar sobre el papel que desempeñamos en la dinámica de la polarización.
Cuando la selección de Chile entra en juego, la polarización entre los equipos locales tiende a disminuir.
Este enfoque se torna viable si evitamos caer en la dinámica polarizante. En términos concretos, abogamos por un diálogo más reflexivo y unificador, más cafés y menos Twitter.