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Primer Estudio Nacional de Polarizaciones: Entendiendo las (des)confianzas

Polarizaciones en plural

Matias Chaparro - Criteria

Matías Chaparro

Director de asuntos públicos Criteria

Hay señales que invitan a pensar que en Chile vivimos un proceso de polarización, entendido como el distanciamiento entre las opiniones de dos segmentos con posiciones opuestas. Es natural que exista esta distancia. Esto es, justamente, lo que define la dinámica política. Sin embargo, cuando crece sistemáticamente a lo largo del tiempo, comienza a surgir el riesgo de la incomunicación y crece la conflictividad. La incapacidad de los actores políticos de construir acuerdos para enfrentar problemas cruciales del país (como las pensiones) es una de las señales de polarización. Pero es posible que este proceso también se esté dando en la esfera de la vida cotidiana, en el contexto de las relaciones diarias entre ciudadanos identificados políticamente. Esto es lo que queremos medir con este estudio.

El primer Estudio Nacional de Polarizaciones tiene como primer objetivo observar cómo evoluciona la distancia entre las opiniones de personas identificadas con visiones políticas opuestas. La idea es realizar mediciones periódicas pidiendo a los encuestados que manifiesten su acuerdo o desacuerdo con un conjunto constante de frases y, de esta forma, realizar un monitoreo a lo largo del tiempo.

Cuando la distancia entre el porcentaje de personas de izquierda y el de derecha que está de acuerdo con una idea es escasa, estamos ante un conjunto de personas de ambos sectores que comparte esa idea. Cuando esos porcentajes se distancian, ese grupo se transforma en un conjunto vacío. Si nos situamos en el contexto de una discusión familiar de sobremesa acerca de política, o en un asado con compañeros de oficina, lo que ocurre es que se reduce la probabilidad de que existan dos personas que, identificándose con corrientes políticas distintas, coincidan en una misma idea.

Si bien el caso más emblemático es el de la polarización política entre personas de izquierda y de derecha, también existen otras polarizaciones no propiamente políticas, que son de naturaleza más social.

En el estudio nos propusimos medir las distancias entre las opiniones de personas pertenecientes a grupos de la población expresados también en pares: mujeres y hombres; personas que tienen ingresos bajos y personas que tienen ingresos altos…

Otros pares son personas que se identifican con algún pueblo indígena y personas que no se consideran pertenecientes a un pueblo indígena; personas que viven en regiones y personas que viven en la Región Metropolitana, personas que se declaran ateas, agnósticas o que dicen no tener ninguna religión y personas que se identifican con alguna religión; personas que no tienen un rol directivo en la empresa u organización donde trabajan y personas que sí ocupan un cargo directivo; inmigrantes y no inmigrantes; personas jóvenes (29 años o menos) y personas mayores (60 años o más).

El Estudio tiene una segunda innovación, que es la medición de la distancia entre las percepciones y la realidad. Es decir, la brecha entre lo que realmente piensa un grupo y lo que el grupo opuesto cree que piensa el primero.

Por ejemplo, medimos la distancia entre el porcentaje de personas de derecha que está de acuerdo con la idea de prohibir completamente el aborto y la estimación que hacen las personas de izquierda sobre lo que piensan las personas de la derecha en torno a esta idea. Los puntos de distancia entre las opiniones de un grupo y la percepción del otro grafican el espacio de sorpresa potencial que tiene una persona de izquierda al descubrir que la postura de la derecha no es, quizás, como la que esperaba o creía. En el sentido opuesto, medimos la distancia entre el porcentaje de las personas de izquierda que están de acuerdo con la idea de permitir el aborto solo con el límite de plazos y la estimación que hacen las personas de izquierda sobre lo que piensan las de derecha sobre este asunto. Nuevamente aquí, los puntos de distancia entre las opiniones de un grupo y la percepción del otro grafican el espacio de sorpresa potencial que tiene una persona de derecha al descubrir que la postura de la izquierda no es como pensaba.

A estas brechas las llamamos “polarizaciones subjetivas” y creemos que constituyen un fenómeno que, si bien está relacionado, es autónomo a la distancia simple entre las opiniones de personas de izquierda y derecha. Es negativo para el país que exista una distancia muy grande entre las opiniones de las personas de izquierda y derecha, por el conjunto vacío que produce en el medio, pero la situación es aún peor si ambos grupos tienen, además, imágenes distorsionadas el uno del otro. Las polarizaciones subjetivas nos hablan de la desconexión entre personas o de cómo operan los sesgos cognitivos que llevan a aplicar estereotipos para atribuir líneas de pensamiento a los otros. 

Así que este es el segundo objetivo de este proyecto: observar cómo evolucionan las distancias entre las opiniones y las atribuciones de opiniones. En otras palabras: las polarizaciones subjetivas. 

Esta encuesta es el primer paso de un proyecto de largo plazo de mediciones periódicas sobre polarizaciones.

Estas mediciones nos van a permitir observar en el tiempo si estas desconexiones intersubjetivas crecen o se reducen. Esperamos ser mensajeros de buenas noticias.