La Ciudad como asentamiento humano
Es cuestión de humanidad
Si funciona o no funciona
Se mide en función de las personas
y su felicidad.
La calle, el puente, la esquina, la plaza,
Todo en función de la gente y de su casa.
Porque sin casa, no hay hogar, y sin hogar pareciera no haber lugar en el mundo.
¡Queremos casas!
Miles de ellas.
Como millones son las estrellas
Del firmamento
Llegó el momento de construir.
¡Eso es lo que queremos!
Porque sabemos
que si en Chile alguna vez se pudo
Hoy también se puede
soñar la aldea del futuro.
Debemos derribar muros
Y levantar otros,
junto a quienes
De día sin techo y de noche sin sueño
Sueñan con ser dueños
de su lugar.
A pensar hemos venido
Constructores voluntarios
De esos nidos imaginarios
Que la imaginación hará verdad,
Y a escuchar a la ciudad,
que compleja y asfixiada
Se queja y no da más!
Hemos venido a inventar
Un concepto donde nadie quede ajeno de habitar y ser el dueño
De su hogar, sin esperar toda una vida.
Demasiado amarga es esa herida.
Es cosa sabida,
que la vida está mutando
que hay millones trabajando
a la distancia y que su presencia ya es virtual.
Haríamos mal en no considerar ese elemento.
Pero de momento
así como es grande,
es complejo el sueño
Porque ¿dónde emplazar casas,
si no hay terreno?
Y las cifras -que son abrumadoras-,
Son el presente
son las de ahora,
Porque la gente sin techo
irá aumentado
Fragmentando nuestra sociedad
Y colapsando nuestro Estado de derecho
Porque hay quienes, enfrentados al problema de no tener vivienda,
echan mano de la Hacienda de otros,
y sobrepasados por la espera, invaden la pradera que no le pertenece.
Importante evitar la desazón por lado y lado, para no vernos enfrentados desde el corazón.
Por eso urge esta conversación
Donde Hoy, – Señoras y señores-
estamos los actores
que podemos mover el engranaje!
Necesitamos el coraje
Para cambiar las estructuras
Porque no hay alternativa:
La ciudad es cosa viva
Y aunque el cauce fluya violento
¡Su movimiento no se detendrá!
Difícil ser autoridad,
Y concretar visiones en medio de la urgencia
y a la vez tener paciencia,
con esa danza
de ordenanzas del pasado,
que nos tiene maniatados
y atrapados en el tiempo,
Cuando tiempo es lo que no hay
Desde el mundo subjetivo
De quien vive cautivo
de la falta de un hogar.
Aquí,
debemos avanzar unidos
Quienes formamos el tejido
Del tapiz que es la vivienda.
Y porque la contienda no nos sirve,
Que sea la confianza
la punta de lanza de esta aventura.
Debemos cambiar la cultura
Que nos pesa del pasado
E innovar junto al Estado
Y abordar las mil aristas.
Por eso, necesitamos urbanistas,
que sobrevolando el espacio
Marquen el trazo de un nuevo habitar.
Y a los economistas,
Que observando las variables
Ayuden a hacer viables
Los proyectos de vanguardia
Necesitamos arquitectos
De la forma depurada
Que pongan su mirada
Y la flecha de su intelecto
A bordar los ángulos rectos
Entre el cielo y los parronales,
Y proyecten en las diagonales
De las calles y edificios
Todo esos servicios que ayudan a vivir bien,
La micro, el colegio, el panadero , el almacén.
Se necesitan muchas cosas, pero junto a todas, la belleza
Que sencilla y luminosa
Alumbre las casas y las calles
Los ingenieros son fundamentales
Al calcular los elementos
Y que livianas como los vientos
Sean sus obras estructurales
Necesitamos los capitales
Que mezclados con el cemento
Se transformen en los cimientos
de estos nuevos hogares,
Y considerar como pares
a los vecinos del porvenir
Y que el lugar donde vivir
No se imponga por diseño
Y que se sumen los dueños
de la tierra prometida
A encontrar una salida
a los sueños de la gente,
Y funcionarios diligentes,
Y alcaldes cercanos , certeros
Y constructores y obreros
Que trabajando codo a codo
Metan la mano en el lodo
Y le pongan alma al ladrillo
Sacando a lucir el brillo
De los muros y escaleras
Y sobre el techo, las banderas
Que de cordillera a mar
Formen el gran tijeral
De todas las casas chilenas.
por Andrea Brandes, directora 3xi